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CRISIS FINANCIERA INTERNACIONAL – HECHOS y PERSPECTIVAS
Por Ernesto Ribadeneira T.
CAUSAS.- A continuación se detallan los principales elementos que disparan la nueva crisis financiera internacional, en la perspectiva del autor de esta nota. Se listan en orden de importancia, de menos a más, para terminar con el  que se considera el más importante, que se analiza en más en detalle: En primer lugar está la incertidumbre que generó para el mundo entero, comenzando por los propios Estados Unidos, cuando el Congreso pospuso hasta el último  momento (2 de Agosto último) la autorización para que el gobierno federal pueda incrementar su deuda de tal manera que no llegue a caer  en situación de “default” o incumplimiento de pagos.  Esta autorización se dio luego de una ardua pugna política entre republicanos y conservadores. Casi de inmediato, se dio la afectación de la calificación de la deuda norteamericana por parte de Standar and Poors, una de las más importantes en su ámbito, de AAA+, a AA+. De inmediato las bolsas de todo el mundo, comenzando por las de USA, reaccionaron a la baja. Por otro lado, en Europa se ha venido complicando el panorama cada vez más, consecuencia de las dificultades que están teniendo varios países de la región, para evitar que su excesivo endeudamiento llegue a nivel de colapso. Todavía no está dicha la última palabra en este tema, que puede ver momentos aún peores. Todo lo hasta aquí dicho, se podría resumir en un problema de “exceso de endeudamiento” del mundo desarrollado. No está demás mencionar que ha tenido fuerte incidencia en esta realidad el problema del terrorismo, que a raíz de los tristemente famosos atentados en Nueva York, Madrid, y Londres, cuyo ícono es el de las Torres Gemelas el 11 de Septiembre de 2001 (coincidentalmente en este mes se cumplieron 10 años de este episodio). La reacción en varios órdenes que generó este hecho, ha significado descomunales recursos en el ámbito de la seguridad, y de la “guerra contra el terrorismo”. Hasta aquí habríamos listado los varios elementos actuales que, en Europa y Estados Unidos son los detonantes de la nueva crisis.

Pero hay un elemento anterior, que es, en última instancia el principal causante de la crisis actual, porque también tiene que ver con al excesivo endeudamiento que está afectando al mundo desarrollado. Se trata de la crisis financiera anterior, que se inició en 2008, y que, por lo que se ve, sus secuelas están muy lejos de llegar a término.  Este asunto, que cuando ocurrió, por su magnitud se esperaba cause  consecuencias de largo plazo, amerita ser tratado más en detalle, no tanto por sí mismo, sino principalmente porque de alguna manera tiene que ver con “la imparable rueda consumista” de la que tanto hemos dicho, y tenemos por decir en  , y también porque ayuda a ilustrar los gigantescos desequilibrios que ocurren en el mundo de hoy.
LA PRINCIPAL CAUSA – LA CRISIS DE 2008.- El problema tiene dos componentes esenciales: por un lado está la “burbuja” inmobiliaria que ocurre en el mundo desarrollado en los años previos al inicio de la crisis, en 2008, principalmente en Estados Unidos, que fue “inflada” desde dos ámbitos diferentes: por un lado la infinita disponibilidad de “crédito barato” que motivó a los agentes sociales a hacerse de nuevos bienes inmuebles, principalmente casas o apartamentos, para “aprovechar el crédito barato, mientras dure”; y por otro lado, lo anterior provocó un incremento de demanda que a su vez, por ley de oferta y demanda significó un incremento sostenido, por varios años consecutivos, del valor de estos bienes. Entonces, frente a este fenómeno -coherente además con la larga etapa, que ya venía durando varias décadas, de prosperidad creciente en el mundo desarrollado- los agentes sociales entraron en un proceso muy agresivo de “hacerse de bienes inmuebles” con el criterio de que, dado el sostenido incremento de su valor, lo peor que les podía pasar, en caso de no poder pagar “los créditos baratos”, era tener que vender el bien, a un precio más alto que el que originalmente pagaron, con lo cual pagaban su deuda, y hasta podía quedarles un remanente. Sobre esta base, infinidad de agentes económicos habrán sido muy agresivos en hacerse de uno… varios… muchos bienes inmuebles. ¿Por qué no? –de paso, este episodio ilustra magníficamente la mentalidad consumista, que “acapara” más de lo necesario- “¿Por qué no aprovecharlo, si tengo las facilidades para hacerme de varios bienes inmuebles, aún cuando para mi bienestar solo necesito uno?” Pero claro ¿Para quién no va a resultar atractivo el horizonte de pensar en una vejez respaldada con muchos bienes inmuebles, de manera que con su arriendo pueda asegurar una vida no solo tranquila sino muy placentera, con viajes y toda clase de diversiones incluidas? Y, además, “¡que grato poder legar a mis hijos un respaldo para facilitarles la vida!”. Todos estos argumentos habrán usado los agentes promotores / vendedores –de paso, los que viven de la “rueda consumista”, y que para ser parte de ella tienen que inducir a otros a entrar en el juego- que con su accionar, se convierten en los principales responsables de lo ocurrido. Esto incluye a los financistas, en primera instancia, y detrás de ellos a los agentes de bienes raíces, que obviamente no iban a desaprovechar la oportunidad para ganar enormes sumas de dinero –cabe destacar que si alguien salió bien parado de este proceso es este grupo, pues las comisiones que cobraron ya son hecho consumado, y cuando “ardió Troya”, los negocios hasta entonces realizados ya eran irreversibles-, y, por supuesto, al final de la cadena están los compradores en última instancia, cuya “codicia”, o afán “consumista” –en el sentido de “comprar”, o “acaparar”, en este caso bienes inmuebles, mucho más allá de lo necesario, y endeudándose para lograrlo- terminó perjudicando prácticamente a toda la humanidad, pues, si bien los efectos no han llegado con igual intensidad a todos los rincones del mundo, definitivamente no hay rincón del planeta que en mayor o menor grado no se haya afectado por esta situación. Antes de pasar a explicar el segundo componente que activó esta crisis, un pequeño paréntesis para manifestar, de nuevo, el profundo interrogante que surge en cuanto a la descomunal cantidad de recursos que se utilizan, y que en este caso buena parte de ellos se perdieron, es decir, desperdiciaron, ya lo vamos a ver más adelante. No es la intención juzgar o condenar a las personas que, en ejercicio de su libertad optan por este tipo de decisiones, pero sí es hacer notar, desde una perspectiva panorámica de la realidad humana de nuestro planeta, lo injusto que resulta que unos puedan darse el lujo de “desperdiciar” recursos en cantidades tan grandes, mientras otros no logran los niveles mínimos de subsistencia. En un mundo globalizado como el actual, en que la información de todo tipo se mueve de un lugar a otro del planeta más rápido que un instante, un asunto como este debería despertar interrogantes “del tamaño de una catedral”, interrogantes que no admitan que alguien en el planeta permanezca indiferente. Este ensayo pretende aportar respuestas y alguna luz respecto a la solución de tales interrogantes.
El segundo componente que impulsó la crisis financiera del 2008, es, justamente de índole financiero. El hecho es que en torno al fenómeno antes descrito, de la “burbuja inmobiliaria”, los bancos que prestaron el dinero, entraron en un proceso de “negociación de papeles” que eran en última instancia los pagarés de las deudas adquiridas por los compradores de bienes inmuebles según vimos en el párrafo anterior. Dada la sensación de “bonanza” que imperaba en prácticamente todo occidente, el valor de estos documentos –certificados, para usar un término más técnico- se mantuvo relativamente alto. Estas negociaciones de papeles entre bancos e instituciones financieras se realizaron por varios años, y a lo largo y ancho de todo el polo desarrollado de occidente (nosotros, Latinoamérica, somos el polo subdesarrollado), principalmente. Por un buen tiempo, todo marchaba muy bien. El problema empieza cuando llegan a “pesar demasiado” el volumen de operaciones impagas, de acuerdo a la mentalidad que habíamos explicado antes, lo que provoca que los bancos empiecen a recibir muchos bienes inmuebles en pago de los préstamos que habían otorgado, y ellos a su vez, en su obvio empeño por cobrar la deuda, sacan al mercado una cantidad cada vez mayor de bienes, lo cual a su vez –también por ley de oferta y demanda- se convierte en que los bienes empiezan a perder valor, hasta llegar al punto de que ya no alcanzan a cubrir el valor de las deudas, y esto a su vez provoca que sinnúmero de deudores, al hacer conciencia de que la deuda que contrajeron llega a superar el valor del bien por el cual están pagando, y esto les lleva a la decisión de dejar de pagar la deuda, pues prefieren entregar el bien al banco. En resumen, “la burbuja” explotó, provocando una especie de espiral inversa de “destrucción de riqueza”, pues los bancos, en sustitución de la descomunal cantidad de recursos que prestaron, se quedaron con una descomunal cantidad de bienes inmuebles desvalorizados, los cuales al ser liquidados, les repusieron cantidades significativamente menores que los valores que originalmente habían prestado. La crisis se extiende, además, a prácticamente todo el mundo desarrollado, a través de los certificados, vinculados a estas deudas, que los bancos habían negociado en el sistema financiero internacional a lo largo de varios años. Es decir, unos bancos se quedaron con bienes desvalorizados que no cubrían sino una fracción de las deudas que los compradores de tales bienes les dejaron de pagar; y otros bancos se quedaron con certificados que gradualmente perdieron valor a medida que la crisis recrudecía.  Un grueso estimado de los valores que se perdieron en este proceso, ronda los tres billones de dólares. Para que el lector tenga una idea de lo que esto significa, citemos dos parámetros: el número tres billones, consta del tres, acompañado de doce ceros, es decir, estamos hablando de tres millones de millones de dólares.
RELACIÓN COMPARATIVA CON EL PROBLEMA DE DEFICIT EDUCACIONAL EN AMÉRICA LATINA.- Otro parámetro para cuantificar el tamaño delas pérdidas que inicialmente generó la crisis internacional del 2008, y, iguiendo con la idea de ilustrar con este caso los desequilibrios del mundo actual, lo que sigue, por el tema que trata, y la magnitud involucrada, amerita este subtítulo aparte. Los tres billones de dólares (tres millones de millones) estimados de pérdida por la crisis financiera internacional que actualmente todavía no está del todo superada, visto desde otro ángulo, una cantidad así, serviría para educar a más de trescientos setenta y tres (373.4)  millones de jóvenes del mundo subdesarrollado, por nueve meses al año, y por dieciocho años –seis de primaria, seis de secundaria, y seis  de de universidad- a razón de sesenta dólares mensuales por joven .
Si bien el principal punto de este artículo era explicar las causas de la crisis financiera internacional, que de alguna manera empezó en 2008, y que ha recrudecido desde el mes pasado, por otro lado ha establecido parámetros que facilitan la perspectiva del lector en cuanto a la magnitud de la misma, y también en cuanto a realidades de nuestra Latinoamérica, en un campo tan importante como es el de la educación. Para terminar, no está demás anotar que desde cierta perspectiva, en el fondo de la crisis sí está el sistema consumista que se ha convertido en una “rueda imparable” en occidente, principalmente en el mundo desarrollado. Pero al mismo tiempo, y para terminar con una nota positiva, debemos decir que el gran desafío que enfrenta el mundo de hoy, es el lograr que esa inconmensurable capacidad de generación de riqueza que ha demostrado tener el sistema de libre mercado, se convierta en un nivel de bienestar que llegue a todos, por lo menos en lo más básico. Para que ello ocurra, la propuesta de es que la Economía se “humanice”, inspirada en la espiritualidad cristiana. En cierta forma, todo el empeño editorial de

está enfocado en esa dirección.

Datos reales a Marzo de 2011, de institución educativa de beneficio social, con la que el autor tiene relación: Colegio San José de la Comuna (www.ninosdemaria.org)

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