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El Mall de Dios
P. Paulino Toral

El viejo Akiba era sumamente pobre.  Su casa tenía una chimenea.  Una noche tuvo un sueño: En un país muy lejano existía un castillo y el castillo tenía un puente, bajo el puente había un tesoro escondido; un tesoro tan fabuloso que si él lo poseyera resolvería todos los problemas de su vida.  Apenas despertó, se puso en camino hacia ese desconocido país. Al cabo de unos días encontró el castillo con el puente de sus sueños. En un descuido del guardia, Akiba se metió bajo el puente y se puso a cavar, buscando su anhelado tesoro.

Estaba enfrascado en su excavación y, de pronto, oyó un fuerte grito: - "¡Eh, tú, viejo! ¿qué haces allí, qué buscas?" Akiba no tuvo más remedio que contarle al guardia su sueño. Cuando el guardia oyó el relato, echó una estridente carcajada, y dijo: "¡Qué ingenuo! ¿Tú crees en los sueños? Yo soy más realista que tú. Yo no creo en los sueños. Esta misma noche he soñado que en un lejano país hay un tal Akiba, que tiene una chimenea en su casa, bajo la cual hay escondido un tesoro. Y, aquí estoy en mi trabajo diario. Yo no vivo de sueños, sino de mi trabajo".

Akiba oyó el relato del guardia lleno de asombro: el desconocido Akiba del sueño era él... Inmediatamente, a toda prisa volvió a su casa... Allí, justo bajo el chimenea, encontró un fabuloso entierro de monedas de oro y joyas preciosas.

La historieta es sólo un viejo cuento; pero encierra una verdad muy actual: Cuántas veces pasamos muchos  trabajos, y buscamos lejos la felicidad, cuando la tenemos, si sabemos buscarla, dentro nosotros. En Navidad, por ejemplo, las calles se llenan de gente que va frenética de un mall a otro, buscando algo con qué hacer felices a los suyos; cuando eso que tanto buscan, lo tienen dentro de su propio corazón. La felicidad no depende de "algo", sino de "alguien".

Es prudente que en estos días nos preguntemos: "De verdad, esto que quiero regalar a mi cónyuge, a mis padres, a mis hijos, a mis hermanos, a mis abuelos, a mi novio, a mi novia..., eso, ¿les va a dar realmente la felicidad que tanto añoran? La felicidad ¿es algo que debo dar o simplemente desear? ¿no estaré empeñado en dar a los míos regalos costosos, algo material, para conseguir lo cual debo desprenderme de un poco de dinero, cuando lo que ellos anhelan en el fondo de sus almas son regalos valiosos, para lo cual he desprenderme de mí mismo, de mis egoísmos y de esas cosas que me ponen triste, no sólo a mí, sino también a ellos durante todo el año? ¿Por qué empeñarme en dar sólo en Navidad la migaja de alegría de un regalo material cuando yo soy capaz de dar torrentes preciosos de regalos espirituales, con el simple hecho de limpiar para siempre mi corazón de toda maldad? ¿No será este regalo material un truco y una estrategia que me sirve para negarles a ellos esos cambios de actitudes espirituales que necesitan ver en mí desde hace tiempos? Ciertamente, la Navidad es la época más "afectiva" del año ¿por qué no transformarla, por lo mismo que es tan afectiva, en la época más "efectiva" del año, dando un giro sincero a mi vida? ¿Por qué dar regalos costosos, si de lo que se trata es de dar regalos valiosos? Lo afectivo sin lo efectivo suena a engaño.

Entregue lo falso y llévese lo auténtico

De acuerdo. Pero, ¿dónde buscar y encontrar esos regalos nada costosos pero muy valiosos? Hay un mall en el que venden productos legítimos; pero, cosa rara, admiten sólo monedas falsas.

El demonio, cuando entramos en tratos con él, es un gran negociante: siempre gana. Nos quita nuestros mejores tesoros. Nos quita lo más valioso de nuestra vida y, a cambio, nos da las monedas falsas que  hacen invivible nuestra vida y se la hacemos invivible a los demás... Nos quita la pureza, la sinceridad, la fidelidad, la bondad, la mansedumbre, la dulzura; y, a cambio, nos  da las monedas falsas de la lujuria, la mentira, la traición, la infidelidad, el engaño...; con lo cual llena nuestro corazón de tristeza, vacío, remordimientos y lejanía de Dios y de nuestros seres más amados... Nos arrebata la paz, la alegría y la felicidad  y nos deja en la angustia, la tristeza, el vacío y la soledad.

Dios, por lo contrario, cuando entra en tratos con nosotros, es un mal negociante: siempre se queda con lo malo, con nuestra monedas falsas y nos da lo bueno. Dios ha inaugurado un mall, donde recibe las falsas monedas que nos dio el demonio, y nos da Sus tesoros más maravillosos; aquellos que nos suministran felicidad y nos hacen capaces de dar paz, alegría y felicidad a los nuestros: Ese mall se llama Mall del Perdón, y, para los católicos, el Mall del Perdón se llama Confesonario.

Pedir perdón y ser perdonados. El Confesonario, es allí donde podemos comprar lo que nuestro esposo, esposa, hijo, hija, padre, madre, hermano, hermana, abuelo, nieto, novia, novio quieren recibir, sin mover la chequera, la libreta de ahorros o la tarjeta de crédito: amor verdadero, fidelidad auténtica, respeto legítimo, compasión no fingida, bondad de la buena y nobleza verdadera... No busquemos lejos y fuera de nosotros, los tesoros que podrían resolver para siempre el tema de nuestra felicidad y, sobre todo, el de la felicidad de los demás... En esta Navidad, no demos regalos costosos, sino valiosos; no los que nosotros queremos dar, sino lo que los nuestros anhelan recibir, quizá desde siempre...

Lista de regalos

Coge un papelito y un sobre. Puedes usar el de abajo.  Pon el o los regalos que tú sabes que el otro anhela. Entrega este sobre en esta Nochebuena; mejor antes, para que la felicidad llegue más pronto. Elije el regalo de tu esposo, de tu esposa, de tus padres, de tus hijos, de tus hermanos, de tus nietos y tus abuelos, novia, novio: Afabilidad,  amabilidad, amor a la verdad, bondad, buen humor, caridad, castidad, compasión, comprensión,  confianza, cortesía, delicadeza, desprendimiento, diligencia, docilidad, dominio propio, espiritualidad, fe, fidelidad, fortaleza, generosidad, gratitud,  honradez, humildad, justicia, laboriosidad, lealtad, mansedumbre, misericordia, modestia, nobleza, obediencia, orden en el tiempo, orden en las cosas,  paciencia,  paz , penitencia, perdón, perseverancia, piedad, prudencia, puntualidad, pureza, religiosidad, respeto,  responsabilidad, sacrificio, serenidad, servicialidad, sinceridad, sonrisa, templanza, ternura, tiempo, valentía, valor. Y, mejor, pregúntales ¿qué regalo quieren recibir en esta Navidad y para siempre? Dáselo. No se lo niegues.

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Para _____________________________________________

Afabilidad,  amabilidad, amor a la verdad, bondad, buen humor, caridad, castidad, compasión, comprensión,  confianza, cortesía, delicadeza, desprendimiento, diligencia, docilidad, dominio propio, espiritualidad, fe, fidelidad, fortaleza, generosidad, gratitud,  honradez, humildad, justicia, laboriosidad, lealtad, mansedumbre, misericordia, modestia, nobleza, obediencia, orden en el tiempo, orden en las cosas,  paciencia,  paz , penitencia, perdón, perseverancia, piedad, prudencia, puntualidad, pureza, religiosidad, respeto,  responsabilidad, sacrificio, serenidad, servicialidad, sinceridad, sonrisa, templanza, ternura, tiempo, valentía, valor...
Te ofrezco luchar sinceramente y con la gracia de Dios,
en lograr para ti y para siempre ese regalo que he señalado y que tanto anhelas

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