1. Cada día, al despertar, en oración, agradece a Dios por las múltiples bendiciones que enriquecen tu vida, por lo menos las más importantes: familia, trabajo, amigos, logros, fracasos (son oportunidades para "creSer") etc. Haz un listado, y tráelo a colación siempre que el desánimo quiera adueñarse de ti. Incluye en tu oración a quienes estén pasando por dificultades. Ofrécele a Dios tu día.
2. Al comenzar el día, aliméntate con la Palabra de Dios.
3. Haz conciencia de las metas que te has propuesto para el presente año. Si no las tienes, defínelas.
4. Vive a plenitud: dale a cada instante su propio afán. Haz las cosas ordinarias extraordinariamente bien, especialmente en tu relación con los demás. Siempre que puedas, que el humor esté presente en tu vida. Prioriza tus actividades, en orden de importancia, en función del cumplimiento de tus metas.
5. Cada "tropiezo", grande o pequeño, entrégalo como "capital de gracias" (termino schönstattiano que incluye todo tipo de ofrecimiento "por Amor, a la Virgen María y a nuestro prójimo).
Recuerda, "todo se puede ofrecer", "que nada se desperdicie"
6. Cada acto de tu vida, especialmente las decisiones difíciles, ilumínalas en el criterio divino (Jesús, María) de tal manera que prevalezca el Amor. Luego, para actuar, encomiéndate a Ellos.
7. Reconoce en lo sencillo (personas y cosas) la fuente de la verdadera felicidad (paz y alegría)
8. Al acostarte, en oración, revisa tu día, y mentalmente, programa el día siguiente.
9. Establece un "Horario espiritual". Es un control diario en el que vas registrando el cumplimiento de tus empeños. Es una gran ayuda para "vivir a plenitud". A continuación un modelo de "Horario espiritual".
Nota: Este programa de vida diaria, idealmente debería sustentarse o relacionarse con un "ideal de vida", que, puesto en términos muy sencillos esa "visión idealizada de mí mismo", que yo quiero alcanzar en el largo plazo. Esta definición es esencial en el proceso de formación que ofrece Schönstatt http://www.schoenstatt.org/es/.
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