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YO NO SOY CHARLIE

Por Ernesto Ribadeneira Troya


De manera amistosa y con respeto, rebato a quienes han criticado al Papa Francisco por sus pronunciamientos en torno al caso de Charlie Hebdo. En el link a continuación, como botón de muestra de tales críticas, aparece el artículo titulado "El papa, en esto, nos falló" de Martín Pallares (http://edicionimpresa.elcomercio.com/es/162300019a96b0de-4dd7-49c6-a0f8-e56d4381c0a5).


1. Una cosa es criticar, y otra, muy diferente, ofender, insultar. Respecto a la crítica, la Iglesia está siempre abierta. Es más, el Evangelio exige la autocrítica. El "Convertíos" (Mc 1, 12-15) que también está dirigido a los creyentes (Papa incluido, el Evangelio es para todos) implica el reconocimiento de las propias imperfecciones, aún antes de recibir las críticas de los demás. San Juan Pablo II, en su momento, pidió perdón por los errores de la Iglesia. ¿Qué mayor demostración de apertura a la crítica que tener la humildad de pedir perdón?

2. La Libertad de Expresión no es un derecho absoluto. Si bien el artículo 19 de la DECLARACIÓN DE DERECHOS HUMANOS lo reconoce, también, y con la misma categoría, en el artículo 18 (anterior) reconoce la LIBERTAD RELIGIOSA. Pongo a consideración de Martín, y de quien lea este alegato, que, de lo que se va conociendo, muchas de las caricaturas de Charlie Hebdo son altamente ofensivas para diversos grupos humanos. Para quien no las conozca, antes de formar un criterio sobre este tema, es importante que las conozca. Es cuestión de digitar "caricaturas Charlie Hebdo" en Google.

3. Respecto al episodio de CHARLIE HEBDO: de entrada, frontalmente, manifiesto: "yo no soy Charlie". Jamás me podría identificar con quienes publican semejantes inmundicias, impublicables en cualquier medio que tenga alguna noción del decoro, aún antes de considerar la perspectiva religiosa. Esto, ni de lejos significa justificar los atroces atentados terroristas, repudiables desde todo punto de vista, incluido el religioso cristiano: (no matar es el quinto mandamiento de la ley de Dios. Y no solo eso: "ama a tu enemigo (Mt 5, 43-48) nos exige el Evangelio). Dicho esto, la declaración del papa en cuanto a "que la libertad de expresión tiene límites, y que no se la puede usar para ofender o insultar" peor todavía para incitar al odio, es obvio, según vemos se sustenta no solo en la reconocida sabiduría del papa sino en el cuerpo por excelencia que rige las relaciones entre los hombres: la Declaración Universal de Derechos Humanos.  El papa hace notar, con su ejemplo -"si alguien ofende a mi madre es probable que reciba un puñetazo, es lo humano"- que quien rebasa los límites de la libertad de expresión, como es el caso de Charlie Hebdo, se expone a represalias, especialmente de aquellos que no practican el "Amarás a tu enemigo". Personalmente pienso que la mejor estrategia para enfrentarlos, es no darles importancia, pues creo que ellos mismos se descalifican con las inmundicias que publican. Pero la declaración del papa hace total sentido, desde la perspectiva de que el respeto a los derechos de las personas es elemento fundamental para una convivencia pacífica. Dicho de otra manera, ¿qué se puede esperar en Europa -ya suficientemente complicada en múltiples formas- si sus habitantes anfitriones (que estaban allí previo a la masiva inmigración musulmana) se alinean masivamente con este atropellador del derecho a la libertad religiosa como lo es Charlie Hebdo? ¿Es que vamos a entrar en una pugna para ver qué parte logra imponer a la otra su forma de violar derechos? ¡Qué horror! Sin duda en esto habrá pensado el Papa cuando hizo su pronunciamiento que, visto con esta óptica, resulta por demás sensato.

4. No está demás complementar, en este contexto, con un comentario que responde a una realidad que de hecho ya ha ocurrido: ciertos gobernantes que se han convertido en enemigos de la libertad de expresión a cuenta de que esta "tiene límites" ya se han aprovechado de este pronunciamiento del papa para sustentarse a sí mismos. Sin embargo, ellos deben ser los primeros en filtrar su propio comportamiento a través del criterio de que "la libertad de expresión no puede ser usada para insultar u ofender" mucho peor para incitar al odio. Y deben hacerlo en la magnitud y responsabilidad que exigen la alta investidura que ostentan.

5. Y por último, conviene manifestar que los no creyentes, ateos, agnósticos y en general quienes no practican una religión, no tienen el patrimonio de la razón. Los creyentes también estamos en capacidad de pensar, y de debatir asuntos de interés público. Más aún, en nuestra perspectiva la razón por la que el mundo anda tan desordenado, en lo social, político inclusive en lo económico tiene profunda relación con la manera como "el mundo se ha alejado de Dios". Ya han transcurrido más de trecientos años desde que la Ilustración irrumpió en Europa como la gran novedad que conduciría a la humanidad a nuevas fronteras de evolución. Si bien ello si se dio principalmente en el ámbito económico, y relativamente en el político, al momento los desórdenes que vivimos en esos ámbitos, y también, y principalmente en el aspecto humano, nos deberían tener muy empeñados en buscar "luces" (que no nos las ha dado el iluminismo o ilustración) que nos conduzcan hacia nuevos y mejores horizontes. Cabe destacar que en ese terreno es que plantea propuestas. No impone, plantea, propone.




            
  


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